Una imagen la de la ciudad construida con palabras, ficciones, relatos periodísticos, textos de papel recortados con forma de rascacielos y sobre ellos, la figura de Batman, una invención más hecha con palabras que, con el paso de los años y gracias a los comics y el cine, se ha convetido en un mito, en un icono de la cultura popular.

Batman no termina de cuadrar en el prototipo del antihéroe literario, sin embargo el autor nos muestra la cara humana de éste y otros superhéroes dibujándolos, por decirlo con la expresión al uso, de una manera políticamente incorrecta.
Hablo del diseñador Grégoire Guillemin: Aquí se puede ver su trabajo.
Son los héroes sin máscara, caso del beso de amor entre Batman y Robin, y sin panties, remangados hasta los tobillos. Porque todos los mitos, y más aún los de la infancia, tienen su lado entrañable. Poesía visual.
P.S. a propósito de todo esto, esta semana en la prensa, una defensa de la poesía a cargo de Enrique Vila-Matas: Esas voces agoreras | Cultura | EL PAÍS.